miércoles, 25 de abril de 2007

En La Marcha se ven la Gallas.

-Lesbiana, yo soy lesbiana, porque me gusta y me da la gana. Lesbiana, yo soy lesbiana, porque me gusta y me da la gana....-


Voy cantando mientras el grupo de chicas que componemos la marcha ahora me parece más numeroso. Salto, canto, bailo y sigo cantando mientras enfilamos hacia el Paseo Ahumada. La gente en la calle nos mira.... ¡Claro que nos mira!.... ¡y a mi no me importa!... Y pensar que traté mil formas de ocultar mi rostro y finalmente: nada.... Aquí voy cantando a cara descubierta. De todos modos, me digo, qué bueno que voy con un cartel y en caso de cualquier cosa me puedo esconder detrás de ella. Al fin en Plaza de Armas. Metimos harta bulla. Ahora al frente de la Catedral sigo cantando con más ganas. Los curiosos nos rodean y sus caras más que cualquier otra cosa me muestran los estupefactos que están. Sonríen.... ¡Pero no cachan una de qué se trata!... todavía. ¡Si, señora, soy lesbiana...! ¡Si, señora, todas somos lesbiana!... No somos turistas... Es una marcha ¿No ve?.... Estamos protestando en contra de la discriminación y la lesbofobia ¿Oyó señor? ¿Oyeron los demás?... Y lo hacemos solitas, sin escondernos entre otros grupos.

De pronto caigo en cuenta... son las seis y media y el departamento de Anita está justo del otro lado de la plaza... y es viernes.. ¿Y si a mis compañeros del trabajo se les ocurre venir a carretear?... Y más encima de venir llegaría justo por aquí, por Puente.... ¡Demonios!.... Bueno, sería mucha la mala suerte.

- Mírala que linda viene, mírala que linda va, la revolución lesbiana que no da ni un paso atrás......-

Miro alrededor a mis compañeras, se oye lindo, se siente lindo.... ¡Es importante que nos respeten, es importante que nos escuchen!... Gritamos consignas en contra de la violencia hacia las mujeres, en contra de todas las formas de dominación, discriminación y maltrato... ¡¡Pucha, una cámara de televisión!!... ¡¡¡Y otra!!!... ¡El cartel!... lo levanto y me doy vuelta.

Miro nuevamente hacia Puente y no hay nadie conocido... Giro observando toda la plaza... nadie hasta donde puedo ver... ¿Y si me encuentro con algún compañero de trabajo?... Bueno, ¿Y qué tanto?, con la energía del ambiente demás que voy y lo saludo.
–El beso, el beso...- Hora de besarnos. Busco a la Ángel entre las chicas y descaradamente la beso, las otras hacen lo mismo... es nuestro acto de rebeldía... ¡Somos Lesbianas y somos hermosas!.... Ángel me abraza y nos reímos, de pronto se pone seria y me gira.... ¡la camarita de televisión!... a su espalda otra cámara... levanto el cartel.

... Si a los chiquillos se les ocurriera ir donde Anita ojalá no sea justo en este momento...

Finalmente dejamos nuestros carteles en la plaza, el mio lo planto con orgullo en lo alto de una palmera, para que sea más difícil de sacar. Oscurece, todo salió bien.

Antes de subirnos a los buses un último pensamiento me entristece.... Si mi madre me hubiese visto... si supiera que marché por Santiago, que canté, bailé y grité mi lesbianismo.... ¡¡Qué vergüenza le habría dado!!

Lorena Arihel

lunes, 23 de abril de 2007

Y Aquí Estoy, Compañera!!!

Era agosto del ’79 cuando me detuvieron, compañera, tenía 19 años. Hace unos meses habían fusilado a un lonko y a dos compañeros casi en el patio de mi casa. Mis hermanos y yo lo vimos todo, y nos prometimos ser parte de la lucha. ¡Y hasta ahora sigo en la lucha, compañera!

Como te decía, llegaron los milicos a la casa donde vivía y ahí me tuvieron durante tres días encerrada. Tú sabes compañera lo que eso significa... lo bueno fue que eso le dio tiempo a mi mamá para limpiar su casa antes de que los milicos llegaran a allanarla y se llevaran a mis hermanos... Después de eso la fiscalía militar y bueno... la cárcel de Valdivia... ¡¡Estaba más que asustada!! ¡¡y pa’ qué te cuento el cuerpo!!

Yo quedé de entrada en una celda sola, incomunicada. El piso estaba mojado, olía a podrido y a orines... había una colchoneta en el piso...¡todo oscuro, todo frío!¡¡de los fríos del sur, compañera!!... A una se le van agudizando los sentidos, escucha sonidos, voces a lo lejos, respiraciones y la vista se va acostumbrando a la penumbra... No podía dormir, tampoco me dejaban. No sabía qué pasaría al otro día, si habría otro día.

Sin embargo, pasaron los días. Lo sabía porque alcanzaba a escuchar el Carillón de Valdivia tocar todos los días y eso me permitía tener una idea de las horas.... También escuchaba a las otras presas, las comunes, que conversaban y a veces cantaban... Fue así que me enteré que, pese a que el pabellón donde estaba era sólo para las políticas, había en una de las celdas, al lado mío, una común que se había robado unas vacas, y del otro lado, una señora, vecina mía... la que me había delatado... Se enteró que estaba yo en la celda de al lado y llorando me pedía perdón a cada rato...

Cuando me llevaban a la fiscalía militar, a veces podía ver a mis hermanos y sabía que aún estaban vivos. Un pequeño gesto y sabíamos que no nos habíamos quebrado, que aún nos manteníamos en silencio. Mi mamá siempre estaba ahí, ¡fuerte y valiente sangre Mapuche!... yo levantaba mi cara para que me viera bien viva y no sufriera más de todo lo que ya estaba sufriendo...¡Mi pobre viejita!.

La esposa y la compañera de mis hermanos llegaban siempre a la fiscalía, le hacían algún gesto de consuelo, de amor, como respuesta al dolor... Yo, inútilmente buscaba un rostro en la multitud, no el de mi madre, sino el de una compañera que con sus ojos me recordara que no estaba sola y me esperara afuera con la promesa de su abrazo... ¡Usted sabe, compañera!

Una noche de vuelta en mi celda, después de una tarde entera de interrogatorios, con el cuerpo y alma destruidos, compañera, distinguí una silueta en la penumbra... En principio tuve miedo, pero al rato la reconocí... ¡¡ Era Francisca!! ¡¡Mi amor de niña!! Reconocí sus ojos de miel, su piel morena, su cabello negro, largo y rebelde cayendo por sus hombros.

Le hablé.

La sentí sentarse a mi lado, tan suave y sigilosa como una gata... silenciosa, para que no nos escucharan. Se tendió junto a mí y me abrazó, y con su voz susurrante calmó mis dolores, mientras con su pelo limpiaba mis lágrimas, con besos curaba mis heridas y saciaba mi sed de siglos.

Nos abrazamos, sentí su corazón ancestral, el ventarrón de sus suspiros, las cosquillas de su pelo maqui, el aroma manzana de su piel avellana, mi temblor, su temblor, y nuestras manos recorriendo nuestras cataclísmicas geografías... el sudor bañándonos como lluvia el rostro, su sabor de cereza, el calor de sus termales aguas, su lengua navegante en la alegría exuberante de nuestra selva de cuerpos arrayanes, el orgasmo del ansiado encuentro de nuestras húmedas tierras... Y me entregué, al suave vaivén del sueño entre sus pechos de volcana...

Dormí.

¡Dormí, compañera! ¡Tan profundo como una niña!

Desperté con la sensación viva de su abrazo... Al sonar el carillón del medio día me llevaron nuevamente a la fiscalía, pero esta vez sentía en mi una fuerza nueva, la de la esperanza, esperanza lesbiana, la de la lucha, la de la lucha lesbiana... la del amor, compañera... aunque fuera un sueño...

¡El Amor, Compañera!



*Esta historia fue escrita en base al relato hablado de la Compañera Carmen Barriga. (Transcrita y adaptada por Angel)

lunes, 16 de abril de 2007

8 de Marzo




Yo quería ser hija del mismo Dios.

Yo tenia trece años y solo quería poder estar cada vez más cerca de mi padre celestial, acudía a la iglesia cada vez que podía para encontrar en el silencio sagrado del lugar, la conexión que me guiaría durante toda mi vida.

Como dios nunca me hablo al oído, por más que busque sus señales en lo cotidiano, le pregunte al sacerdote como podía saber que quería mi padre para mi. Entonces el sacerdote sugirió: 3 ave maría + 1 padre nuestro, y leer la palabra de dios en el nuevo testamento 1 vez por día, como si fuese una receta, para la cura de un cerebro con ideas y preguntas absurdas. ¿Cómo alguien se atreve a cuestionar las leyes de Dios?

Sentí en ese momento haber pecado por no confesar, algo que estaba sucediendo en mí, estaba cambiando tan rápido y no sabía como manejarlo, ya no me conformaba con simples respuestas quería saber más, pensaba que mis ideas eran importantes y que talvez había gente que pensaba como yo, y que habían mujeres que les pasaba lo mismo.
Había escuchado alguna vez una palabra rara, de mujeres que padecían la misma enfermedad de la cual estaba teniendo síntomas, lesbianismo.
Pero algo me hacia pensar que no era una enfermedad, y que talvez, los curas no sabían todo, lo que dios quería para nosotros.
Así que comence a leer el nuevo testamento, luego de leer lo que a continuación les voy a escribir textualmente, ya no dudo mas de mí, dudo de la iglesia.

Dudo de los sacerdotes, y de la gente que cree que pueden mantener en el mismo subplano a las mujeres desde la época de cristo.
Corintios 13, 14

Las mujeres deben guardar silencio en el culto de la iglesia, porque no les esta permitido hablar, deben estar sometidas a sus esposos, como manda la ley de dios, si quieren saber algo pregúntelo a sus esposos en casa; porque no esta bien que una mujer hable en el culto. Tengan presente que la palabra de dios no comenzó en ustedes.

Corintios 6, 7

Huyan pues de la inmoralidad sexual, ustedes no son sus propios dueños, porque dios los ha comprado por un precio.
Y tú, ¿¿quieres ser hija del mismo dios???


Carolina Isabel

La Veo a Katherine/Malena Tiene Penas De Bandoneón

Cuando leí en la prensa la declaración de Katherine Salosny respecto del abuso de su Padre y la causa en la que declara, no pude más que pensar en cuan atractiva me ha parecido ella siempre y la seguridad que sentía a esa hora de la tarde junto a ella.

Ella, que tras sus juegos y risas en la pantalla, cual Rigoletto, ocultaba la tristeza en sus ojos. Y siento entonces cuánto de ella reconozco en mi, cuánto de mi en ella, cuánto de tantas en tantas, que caminamos con nuestro grito silenciado aún atrapado en la garganta....

Pienso en su hermana, también en las hermanas Prieto, en el dolor de sus madres y reconozco a mi hermana y reconozco a mi madre y reconozco a tantas....


La escucho, la veo a Katherine en esa portada, sentada en una escalera roja y me recuerdo niña frente a la pantalla ochentera, y...- Katherine, si alguna vez me lees, quiero que sepas que frente a ti estuve a salvo y reí....- y siento el coraje, lo veo, veo el nuestro, el mío, y tras el valor un dolor pegado como costra, coraza resistente que protege pero molesta....

Sabia es la carta de Katherine, las respuestas fáciles no contribuyen a la sanación, ni el castigo, ni la venganza, ni la publicidad morbosa de los casos, ni la pena de muerte o la castración.... lo sé, lo siento, lo vivo, no contribuyen, sólo perpetúan el daño, lo clavan con hielo en el alma, lo repiten en nuestra mente, en nuestro estómago, en el mío, en el tuyo... Será quizás que nunca sane realmente, pero viviremos con ello, intentaremos, fallaremos, pero allá iremos. Quién sabe si algún día se termina aquello que les hizo creer que tenían poder sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos...

La veo a Katherine en esa foto, y reconozco en sus brazos y sus manos los míos, reconozco a la niña, a la mujer luchadora, la sobreviviente, con los mismos dientes apretados y en el pecho la firme decisión de seguir viva, viva ella, viva tú, viva yo.....

Diciembre 2005

Angelina Marín (El Grito!!!)
Malena
Tiene Penas De Bandoneón


Era viernes y caminaba saliendo del Teatro Novedades, feliz por una gran noche, con el recuerdo vivo de las luces y repicando aún en mi pecho los últimos aplausos. Era noche y caminaba junto a mis compañeras, junto a mis amigas, junto a desconocidas, que risueñas miraban con esa mirada de complicidad tan conmovedora que mi corazón se agitaba eufórico, y la sonrisa no se alejaba de mis labios, todo era luz aquella noche.

Entonces la vi, caminando con los hombros caídos y la cabeza gacha, intentando sonreír, como todas hacia la Alameda, pero ella, sombra solitaria en el callejón, temerosa de las miradas, se ocultaba en su cabellera oscura.

Algo me llevó a invitarla a caminar junto a nosotras. Y al ver sus ojos estaban llenos de pena, como Malena y el Bandoneón. Ella no conocía a nadie, no venía con nadie, no estaba con nadie y tampoco nadie la esperaba. Durante un mes estuvo decidiendo si asistir o no, el luto por su madre parecía pesar más. Hasta último momento no lo supo y finalmente sólo fue. Nunca habló con nadie, vio todo pero no dijo nada. Hasta ahora. Caminamos, conversamos las cuadras que quedaban y tras un abrazo el grupo se disolvió, y cada quien tomó su rumbo.

Ya en la distancia alguien que me acompañaba me dice “me he sorprendido de ver que las chicas están tan tristes, ¿por qué tantas lesbianas tienen tanta pena?”. No, no tengo la respuesta, sólo sé que también he sentido la pena y que decidida a vencerla hoy me encuentro aquí. No, no lo sé, sólo sé que al no sabernos solas nos sentimos más calmas. Sólo sé que tras el Encuentro muchas darán pasos significativos en sus vidas, y si bien quizás en lo macrosocial no se produzcan grandes cambios, ciertamente hubo quienes rieron, quienes conocieron , quienes se amaron ,quienes se descubrieron.

No cabe duda de que más de alguna ya no es más de las oscuras criaturas del tango, aquellas que abandonadas cruzan el barro del callejón; porque ya no todas las puertas están cerradas, ni ladran los fantasmas en la canción, y aunque la voz siga quebrada, Malena ya no tiene la misma pena.

Febrero 2006
Angelina Marín (El Grito!!!)

LETRA LESBIANA

COLECTIVA LESBICA FEMINISTA MOIRAS

8 de Marzo por paseo ahumada, dejamos algunos libros pegados en postes, paredes y arboles para ser leidos por quienes transitarán en el centro de stgo. Estas son nuestras historias, relatos de mujeres con letras lesbianas.

Compañeras fue especial y inspirador escribir con ustedes estas

historias. Y empreder con esta letra lesbiana una forma tan nuestra de hacer politica.

Sabiamos que al otro día ya no estarían, pero precenciamos algunos lectores. Espero personalmente que esta sea una instancia para que mucha gente más pueda leer estas pequeñas historias y las comenten luego.
firma
Carola