lunes, 16 de abril de 2007

Yo quería ser hija del mismo Dios.

Yo tenia trece años y solo quería poder estar cada vez más cerca de mi padre celestial, acudía a la iglesia cada vez que podía para encontrar en el silencio sagrado del lugar, la conexión que me guiaría durante toda mi vida.

Como dios nunca me hablo al oído, por más que busque sus señales en lo cotidiano, le pregunte al sacerdote como podía saber que quería mi padre para mi. Entonces el sacerdote sugirió: 3 ave maría + 1 padre nuestro, y leer la palabra de dios en el nuevo testamento 1 vez por día, como si fuese una receta, para la cura de un cerebro con ideas y preguntas absurdas. ¿Cómo alguien se atreve a cuestionar las leyes de Dios?

Sentí en ese momento haber pecado por no confesar, algo que estaba sucediendo en mí, estaba cambiando tan rápido y no sabía como manejarlo, ya no me conformaba con simples respuestas quería saber más, pensaba que mis ideas eran importantes y que talvez había gente que pensaba como yo, y que habían mujeres que les pasaba lo mismo.
Había escuchado alguna vez una palabra rara, de mujeres que padecían la misma enfermedad de la cual estaba teniendo síntomas, lesbianismo.
Pero algo me hacia pensar que no era una enfermedad, y que talvez, los curas no sabían todo, lo que dios quería para nosotros.
Así que comence a leer el nuevo testamento, luego de leer lo que a continuación les voy a escribir textualmente, ya no dudo mas de mí, dudo de la iglesia.

Dudo de los sacerdotes, y de la gente que cree que pueden mantener en el mismo subplano a las mujeres desde la época de cristo.
Corintios 13, 14

Las mujeres deben guardar silencio en el culto de la iglesia, porque no les esta permitido hablar, deben estar sometidas a sus esposos, como manda la ley de dios, si quieren saber algo pregúntelo a sus esposos en casa; porque no esta bien que una mujer hable en el culto. Tengan presente que la palabra de dios no comenzó en ustedes.

Corintios 6, 7

Huyan pues de la inmoralidad sexual, ustedes no son sus propios dueños, porque dios los ha comprado por un precio.
Y tú, ¿¿quieres ser hija del mismo dios???


Carolina Isabel

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