martes, 22 de mayo de 2007

El Oscurantismo Lesbiano.


El Oscurantismo Lesbiano (*)

"Pa' cantar de un improviso

se requiere buen talento,

memoria y entendimiento,

fuerza de gallo castizo.

Cual vendaval de granizos

han de florear los vocablos,

que han de asombrar hasta al diablo

con muchas bellas razones

como en las conversaciones

entre San Peiro y San Pablo.

Tamién, señores oyentes,

se necesita estrumento,

muchísimos elementos

y compañero ‘locuente;

ha de ser buena contendiente,

conoce’ora de la historia;

quisiera tener memoria

pa’ entablar desafío,

pero no me da el sentí’o

pa' finalizar con gloria.

Al hablar del estrumento

diríjome al guitarrón,

con su alambre y su bordón:

su sonoro es un portento.

Cinc’ ordenanzas le cuento,

tres de a cinco,

dos de a tres,

el clavijero a sus pies,

l’ entrastaúra ‘legante.

Cuatro diablitos cantantes

debe su caja tener.

Y pa' cantar a porfía

habrá que ser toca’ora,

arrogante la cantora

para seguir melodía,

garantizar alegría

mientras dure’l contrapunto,

formar un bello conjunto,

responder con gran destreza:

Yo veo que mi cabeza

no es capaz par’ este asunto.

Por fin, señoras amables,

que me prestáis atención,

me habéis hallado razón

de hacerle quite a este sable:

más no quiero que s’entable

contra mí algún comentario,
pa' cominillo e' los diarios

sobran muchos condimentos.

No ha de faltarm’el momento

que aprenda la del canario".

(Décimas, Violeta Parra)

Para llegar a sentarme aquí he debido reconocer muchos opresores. Las primeras opresiones ya vienen dadas por el sólo hecho de nacer de sexo mujer dentro del sistema patriarcal, familia, colegio... Luego una va creciendo y desarrollándose, y cuando se da cuenta de su inclinación o preferencia erótica es hacia una mujer y por lo tanto es contraria a la heteronorma, una se convierte en su principal opresora.

Hay una lucha interna con una misma, por tratar de comprender cómo es que una puede sentir atracción por otra mujer y encajar en el medio que a una la rodea, y esto es diferente considerando las circunstancias en la cual una está inmersa. Por ejemplo, el proceder de una familia campesina tiene un abismo de diferencia respecto de quienes se crían en la ciudad. La heteronorma en el campo es la única realidad existente, y el acceso a información es también mucho menor, en cambio en la urbe hay otras y más alternativas, inclusive la de vivir sola, y por lo menos se puede llegar siquiera a la posibilidad de cuestionar la heteronorma.

Ya para cuando una logra reconciliarse, en parte, consigo misma porque se da cuenta de que hay otras como una, porque va conociendo, experimentando, dependiendo de cada caso, una vuelve a identificar opresores, y nuevamente aparecen la familia, el círculo de amistades, el lugar de estudios o el trabajo. Entonces viene la lucha ardua por encontrar en nuestro entorno cercano aunque sea un mínimo espacio de aceptación, con un éxito relativo. En muchas ocasiones una está tan ocupada en esa lucha que no es capaz de ver más que ello: la propia lucha. Si tenemos un poco de suerte y encontramos algo de aceptación nos damos cuenta nuevamente de la opresión, la opresión del sistema en general y que no es sólo en una misma, entonces, tomamos conciencia de qué es lo que realmente pasa y nos involucramos con las otras, y nos identificamos como mujeres y lesbianas, un conjunto que es oprimido. Es en ese momento en que una ya no es sólo una mujer homosexual, o gay, o cualquier otro nombre, una es “lesbiana”, una sujeta histórica y política que se alza en contra del opresor y todas sus formas de dominación. Entonces como yo seguramente te vuelvas activista, como en mi caso lesbiana feminista.

Entonces, compañeras, cuando guardamos silencio no es por inmadurez política, falta de compromiso ni flojera, como algunas gustan de llamar. Pues, como dijera Simone de Beauvoir, las condiciones de oportunidad de cada mujer y por cierto, las de cada lesbiana son diferentes. ¡¡Aún permanece el oscurantismo lesbiano[1]!!, manteniéndonos en la invisibilidad como sujetas históricas y políticas, lo cual, es consecuencia de la opresión del patriarcado. Esta invisibilización provoca demás que estas sujetas históricas y políticas se vuelvan difusas aún para nosotras mismas: las lesbianas.... Esto es más grave cuando la opresión se filtra entre nosotras, o como dijera Violeta: “cuando el diablo mete su cola”. En estos casos se colabora con el patriarcado, abusando de los conocimientos históricos y teóricos que les han sido dados a algunas por el beneficio de las circunstancias, condiciones de oportunidad, que como ya hemos visto, no han sido para todas las mismas.

En conclusión, aún la “Visibilidad” es todo un desafío. No es la visibilidad por la visibilidad, o para conseguir más derechos, sino que es la lucha para que cada lesbiana deje de ser su opresora o la opresora de otra lesbiana, y finalmente nos reconozcamos y nos constituyamos como sujetas históricas y políticas.
Muchas gracias.

[1] Término acuñado por nuestra compañera Andy para referirse a la condición de invisibilidad histórica y política de las lesbianas que se acentúa por la falta de medios de información de acceso común. En base a ello es por lo tanto un desafío político “apropiarnos” de la Imprenta.
(*) Intervención de Lorena Perez, activista Colectiva Lésbica Feminista Moiras, en Foro "Figura y Política Lesbiana a través de la Historia", 18 de Mayo 2007. Organizado por Movimiento Unificado de Minorías Sexuales MUMS.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Moiras: Las felicito porque se atreven a hilar destinos de frente, con transparencia y conciencia feminista. Lorena el "Oscurantismo Lesbiano" lamentablemente nos mantiene aún en las luchas por visibilizarnos, pero como tú bien lo mencionas, debemos incorporar a nuestros juicios y pre-juicios todas las variables a las que se enfrenta una mujer lesbiana, clase, etnia, nivel cultural, campo o cuidad...
Sólo me queda agradecerles...