Cuando las cantoras, muralistas y escritoras,
entre muchas gloriosas mujeres que levantan los cinceles, se reúnen, y esperan el fogón, no lloran ni gritan pidiendo perdón.
No se excusan por hechiceras ni hablar otras lenguas,
entonces las locas incongruencias las culpan de negligencias, de falsas creencias y caminos erráticos, de esta forma las quieren arrancar a pedazos.
Y qué veo yo:Si son llamas distintas, de un solo fogón, el fuego que pretenda apagar otro incendio, ha perdido el sentido, a sus respuestas, a preguntas y sus propias creencias.
Vendidas entonces, gritan consignas de otro opresor,
disfrazan declaraciones públicas que protejan integridades inexistentes.
Se llamaban hermanas, compañeras y amigas,
cuando el fogón era para bailar juntas, unidas todas,
cuando las bisectrices eran parte,
del camino pedregoso que habían de seguir,
cuando aun no había dictadura en las hijas de Safo.
Las excomulgadas se juntan y hablan,
repiten y viven,
la fuerza unida, jamás será vencida,
luchan y siguen, siguen y siguen,
y quieren y quieren
y no las detienen.
Por Carola
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