Cuando leí en la prensa la declaración de Katherine Salosny respecto del abuso de su Padre y la causa en la que declara, no pude más que pensar en cuan atractiva me ha parecido ella siempre y la seguridad que sentía a esa hora de la tarde junto a ella.
Ella, que tras sus juegos y risas en la pantalla, cual Rigoletto, ocultaba la tristeza en sus ojos. Y siento entonces cuánto de ella reconozco en mi, cuánto de mi en ella, cuánto de tantas en tantas, que caminamos con nuestro grito silenciado aún atrapado en la garganta....
Pienso en su hermana, también en las hermanas Prieto, en el dolor de sus madres y reconozco a mi hermana y reconozco a mi madre y reconozco a tantas....
La escucho, la veo a Katherine en esa portada, sentada en una escalera roja y me recuerdo niña frente a la pantalla ochentera, y...- Katherine, si alguna vez me lees, quiero que sepas que frente a ti estuve a salvo y reí....- y siento el coraje, lo veo, veo el nuestro, el mío, y tras el valor un dolor pegado como costra, coraza resistente que protege pero molesta....
Sabia es la carta de Katherine, las respuestas fáciles no contribuyen a la sanación, ni el castigo, ni la venganza, ni la publicidad morbosa de los casos, ni la pena de muerte o la castración.... lo sé, lo siento, lo vivo, no contribuyen, sólo perpetúan el daño, lo clavan con hielo en el alma, lo repiten en nuestra mente, en nuestro estómago, en el mío, en el tuyo... Será quizás que nunca sane realmente, pero viviremos con ello, intentaremos, fallaremos, pero allá iremos. Quién sabe si algún día se termina aquello que les hizo creer que tenían poder sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos...
La veo a Katherine en esa foto, y reconozco en sus brazos y sus manos los míos, reconozco a la niña, a la mujer luchadora, la sobreviviente, con los mismos dientes apretados y en el pecho la firme decisión de seguir viva, viva ella, viva tú, viva yo.....
Diciembre 2005
Angelina Marín (El Grito!!!)
Ella, que tras sus juegos y risas en la pantalla, cual Rigoletto, ocultaba la tristeza en sus ojos. Y siento entonces cuánto de ella reconozco en mi, cuánto de mi en ella, cuánto de tantas en tantas, que caminamos con nuestro grito silenciado aún atrapado en la garganta....
Pienso en su hermana, también en las hermanas Prieto, en el dolor de sus madres y reconozco a mi hermana y reconozco a mi madre y reconozco a tantas....
La escucho, la veo a Katherine en esa portada, sentada en una escalera roja y me recuerdo niña frente a la pantalla ochentera, y...- Katherine, si alguna vez me lees, quiero que sepas que frente a ti estuve a salvo y reí....- y siento el coraje, lo veo, veo el nuestro, el mío, y tras el valor un dolor pegado como costra, coraza resistente que protege pero molesta....
Sabia es la carta de Katherine, las respuestas fáciles no contribuyen a la sanación, ni el castigo, ni la venganza, ni la publicidad morbosa de los casos, ni la pena de muerte o la castración.... lo sé, lo siento, lo vivo, no contribuyen, sólo perpetúan el daño, lo clavan con hielo en el alma, lo repiten en nuestra mente, en nuestro estómago, en el mío, en el tuyo... Será quizás que nunca sane realmente, pero viviremos con ello, intentaremos, fallaremos, pero allá iremos. Quién sabe si algún día se termina aquello que les hizo creer que tenían poder sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos...
La veo a Katherine en esa foto, y reconozco en sus brazos y sus manos los míos, reconozco a la niña, a la mujer luchadora, la sobreviviente, con los mismos dientes apretados y en el pecho la firme decisión de seguir viva, viva ella, viva tú, viva yo.....
Diciembre 2005
Angelina Marín (El Grito!!!)
Malena
Tiene Penas De Bandoneón
Era viernes y caminaba saliendo del Teatro Novedades, feliz por una gran noche, con el recuerdo vivo de las luces y repicando aún en mi pecho los últimos aplausos. Era noche y caminaba junto a mis compañeras, junto a mis amigas, junto a desconocidas, que risueñas miraban con esa mirada de complicidad tan conmovedora que mi corazón se agitaba eufórico, y la sonrisa no se alejaba de mis labios, todo era luz aquella noche.
Entonces la vi, caminando con los hombros caídos y la cabeza gacha, intentando sonreír, como todas hacia la Alameda, pero ella, sombra solitaria en el callejón, temerosa de las miradas, se ocultaba en su cabellera oscura.
Algo me llevó a invitarla a caminar junto a nosotras. Y al ver sus ojos estaban llenos de pena, como Malena y el Bandoneón. Ella no conocía a nadie, no venía con nadie, no estaba con nadie y tampoco nadie la esperaba. Durante un mes estuvo decidiendo si asistir o no, el luto por su madre parecía pesar más. Hasta último momento no lo supo y finalmente sólo fue. Nunca habló con nadie, vio todo pero no dijo nada. Hasta ahora. Caminamos, conversamos las cuadras que quedaban y tras un abrazo el grupo se disolvió, y cada quien tomó su rumbo.
Ya en la distancia alguien que me acompañaba me dice “me he sorprendido de ver que las chicas están tan tristes, ¿por qué tantas lesbianas tienen tanta pena?”. No, no tengo la respuesta, sólo sé que también he sentido la pena y que decidida a vencerla hoy me encuentro aquí. No, no lo sé, sólo sé que al no sabernos solas nos sentimos más calmas. Sólo sé que tras el Encuentro muchas darán pasos significativos en sus vidas, y si bien quizás en lo macrosocial no se produzcan grandes cambios, ciertamente hubo quienes rieron, quienes conocieron , quienes se amaron ,quienes se descubrieron.
No cabe duda de que más de alguna ya no es más de las oscuras criaturas del tango, aquellas que abandonadas cruzan el barro del callejón; porque ya no todas las puertas están cerradas, ni ladran los fantasmas en la canción, y aunque la voz siga quebrada, Malena ya no tiene la misma pena.
Febrero 2006
Angelina Marín (El Grito!!!)
Tiene Penas De Bandoneón
Era viernes y caminaba saliendo del Teatro Novedades, feliz por una gran noche, con el recuerdo vivo de las luces y repicando aún en mi pecho los últimos aplausos. Era noche y caminaba junto a mis compañeras, junto a mis amigas, junto a desconocidas, que risueñas miraban con esa mirada de complicidad tan conmovedora que mi corazón se agitaba eufórico, y la sonrisa no se alejaba de mis labios, todo era luz aquella noche.
Entonces la vi, caminando con los hombros caídos y la cabeza gacha, intentando sonreír, como todas hacia la Alameda, pero ella, sombra solitaria en el callejón, temerosa de las miradas, se ocultaba en su cabellera oscura.
Algo me llevó a invitarla a caminar junto a nosotras. Y al ver sus ojos estaban llenos de pena, como Malena y el Bandoneón. Ella no conocía a nadie, no venía con nadie, no estaba con nadie y tampoco nadie la esperaba. Durante un mes estuvo decidiendo si asistir o no, el luto por su madre parecía pesar más. Hasta último momento no lo supo y finalmente sólo fue. Nunca habló con nadie, vio todo pero no dijo nada. Hasta ahora. Caminamos, conversamos las cuadras que quedaban y tras un abrazo el grupo se disolvió, y cada quien tomó su rumbo.
Ya en la distancia alguien que me acompañaba me dice “me he sorprendido de ver que las chicas están tan tristes, ¿por qué tantas lesbianas tienen tanta pena?”. No, no tengo la respuesta, sólo sé que también he sentido la pena y que decidida a vencerla hoy me encuentro aquí. No, no lo sé, sólo sé que al no sabernos solas nos sentimos más calmas. Sólo sé que tras el Encuentro muchas darán pasos significativos en sus vidas, y si bien quizás en lo macrosocial no se produzcan grandes cambios, ciertamente hubo quienes rieron, quienes conocieron , quienes se amaron ,quienes se descubrieron.
No cabe duda de que más de alguna ya no es más de las oscuras criaturas del tango, aquellas que abandonadas cruzan el barro del callejón; porque ya no todas las puertas están cerradas, ni ladran los fantasmas en la canción, y aunque la voz siga quebrada, Malena ya no tiene la misma pena.
Febrero 2006
Angelina Marín (El Grito!!!)
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